Bomberos Monte Buey

martes, 29 de septiembre de 2009

4ta Edicion INFO Bomberos

Datos de la revista: tirada 1500 ejemplares
año 1-Nº 4 Agosto 2009
Editores responsables: Of. Ay. B.V. Henry MANDAIO/ Of. Ay. B.V Mariano FLAHERTY
Publicidad : B.V Martín FRATONI
Diagramación: Of. Ay B.V Mariano FLAHERTY
PUBLICACION DE LA SOCIEDAD DE BOMBEROS VOLUNTARIOS DE MONTE BUEY

Distribución gratuita
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EDITORIAL

Era una tarde en el parque, de calor, en pleno Enero; donde mi padre y yo compartíamos el juego. La pelota rebotaba de lado a lado, sin tiempo. Yo me senté a la sombra, bajo un arbol, sin aliento; y sin que nadie lo sepa y allí solito, en silencio, solo le pedí al cielo, que no suene la sirena. Disfrutábamos la tarde, a la hora de la siesta. El calor nos abrumaba, pero igual era una fiesta compartida con papá, con mamá y las nenas. Jugábamos y reíamos, pero sonó la sirena. Mi padre besó mi frente y partió a la carrera, como aquellas golondrinas que buscan la primavera. Así me quedé, muy triste, mezcla de bronca y de penas. Al rato sentimos todos un ulular de sirenas y vimos como la gente corría a la pasarela. Nos fuimos allí corriendo, nosotros también a la escena. Un chico que me miraba me dijo, -ese es tu viejo-, fue entonces cuando lo vi… Empapado por completo, inclinado sobre el joven, golpeándolo en el pecho queriendo resucitarlo, y rogándole al cielo que Dios no se lo llevara siendo aún tan pequeño. Un silencio me aturdía, no entendía todo eso, cuando mi padre en sus brazos cargaba al joven muerto. De pronto toda la bronca se me convirtió en vergüenza por haber juzgado al viejo con tamaña ligereza. Allí empecé a entender el porqué de las ausencias, a veces en los cumpleaños, otras veces en la escuela, en las fiestas familiares o en las noches de tormenta. Entonces pude saber que aquel toque de sirena podía ser la diferencia entre la vida o la muerte. Ahora que ya soy grande comprendo esa flama interna, esa que Dios le ha puesto muy adentro a los bomberos… Con el paso de los años solo orgullo es lo que siento. Cuando alguien me pregunta: -¿qué es lo que hace tu viejo?- Les digo: -es solidario, se arriesga por un ajeno, no le pregunta su nombre ni le pregunta su credo, no le importa si es muy pobre o tiene mucho dinero, y talvez salve su vida; mi viejo es un bombero. Le ruego a Dios que me ponga esa llama a mí en el pecho, que yo pueda salvar vidas, ayudar es lo que quiero. Y cuando pasen los años mi hijo diga sincero con orgullo y alegría, “mi padre es un bombero”. Ahora puedo entenderlo, mas claro no podía estar, “a nosotros nos obliga el dolor de los demás”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

muyyyyyy buena poesía... mejor escrita imposible. saludos a todos